sábado, 8 de noviembre de 2008

Ser lo suficientemente alguien como para que usted me recuerde.

No sé donde pero hoy escuche una canción muy pegajosa. Sí, de esas que canta alguna de tus amigas una y otra vez aunque sea un pedazito y luego se te pega. ¡A quién no le ha pasado! Y caminaba así, de regreso a casa con un amigo, cantando una y otra vez: Tengo para darte todo mi universo...(8). Y lo peor de todo es que sólo recordaba la tonadita y cómo comienza el coro.
Y no es que le cantaba precisamente al amigo mío que me acompañaba. Sin embargo, después de haber dicho cincuenta veces la misma frase, se me vino a la mente la figura de otro amigo (para variar).
Sí, mi amigo, EL GORDITO. Él que si tiene para dar todo SU universo jajajaja. O bueno tenía porque desde que empezó la universidad como que se ha cuidado un poco. Ustedes saben las amistades, la figura, la enamorada. En fin, esta entrada no era precisamente para hablar de cómo está mi amigo. Pero como una idea lleva a otra, recordé algo que quedó muy grabado en mi mente, tan grabado y tan bien guardado que no lo recordé hasta hoy. Típico en mí.
Y resonaban en mi cabeza las siguientes palabras: Ser lo suficientemente ALGUIEN como para que usted me recuerde. Entonces fue cuando recordé al profesor de literatura del colegio Don Ramón, un viejito tan lindo...

(continuará)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

interesnate comentario pero el verdadero siginficado de ser lo suficientemente alguien para recordar, la verdad para mi no tiene requisitos es mas puede ser una persona q veas una sola ves en la vida pero lo recordaras no sabes porque y nunca lo sabras pero talves lo hallas conocido en otra vida en una vida pasada, jaja buena la de tu blog,no sabia que tenias uno

Juan Carlos Namoc Leturia dijo...

A mí también me pasa... especialmente con "El chancho su huevo (8)"

Omy dijo...

Y yo no sabía que dejabas comentarios, ANÓNIMO.

Julio Cortázar.

"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el noaceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerariomisterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."